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4.04.2013

Fractal 14 MALINCHE

¿Y cómo no suspirar?
Si torda ella era bella:
Manos olor de cacao
y firme paso al andar,
de un andar tan cadencioso,
que ensalsa el cuerpo escondido,
reflejándole el rebozo,
la piel canela del mar.

Morena sabor a sal,
de la tierra del Olmeca,
de voz de dulce cenzontle
y sonrisa de coral,
todo hombre le anhelaba
y le donaría un jacal.

Mas ni Olmeca ni Mexica,
ni Maya en Chichen Itzá,
porque los astros dictaban,
otro futuro estrelar...

Y en su amor llevó la pena,
que le impuso el despertar:
Señalada y criticada,
desterrada de su tierra,
por ver un hombre y no el Dios
del linaje de la estrella.

Pero el alma puede ver
mas allá de las ideas
y el corazón entregó
al Dios de lejanas tierras.

Al de espada fulgurante,
al de barba y grandes cejas,
al de pecho revestido,
con piel dura como piedra.

El macho del mar traído,
el que hablaba en otra lengua,
que el amor no entiende idiomas
ni confines, ni leyendas,
que la piel trémula canta,
al calor de manos tiernas...

Ni traidora ni Malinche,
ni siquiera cuatro letras,
simplemente una mujer,
enamorada  y  eterna.

EPadrón / 08.11.11 / 12:30 am

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